lunes, 31 de agosto de 2015

Calcetín derecho, ¿y el izquierdo?

¿Alguna vez te has preguntado, a dónde van tus calcetines mientras duermes? Sí, leíste bien, ¿A dónde van? No creas que amanecer con los calcetines puestos, es señal de que no se retiraron en ningún momento de tus pies. Si lo pensabas así déjame decirte que estás muy equivocado y has vivido engañado.
Los calcetines tienen mente propia, adquirida por la intensidad de los gases a los que son sometidos desde su primer puesta. Estos gases son tan potentes que incluso pueden llegar a romperlos y dejarlos con un hoyito por el que los deditos más curiosos, no dudan en asomarse, y después, le echan la culpa del desperfecto a una uña mal cortada, o muy bien afilada.
Claro, algunos son más listos que otros, pero hay algo que todos comparten como instinto: las ganas de pasear. A ellos no les gusta quedarse en cama, esperando a que su humano decida ponerse en marcha, no, no, no. A ellos les gusta esperar hasta escuchar el primer ronquido, para deslizarse y comenzar a saltar por la habitación, conociendo a cada inquilino y zapato que encuentran por el suelo.
También tienden a ser muy traviesillos, por lo que si encuentran a alguna mascota perdida en su quinto sueño, no dudan en acostarse en su nariz y esperar a que el pobre despierte por el olor que se cargan. Ahí tienes la respuesta del por qué a perros y gatos les gusta morder los calcetines: para desquitarse de las veces que los fastidiado con sus efluvios saca lagrimita.
Así se la viven, gozando de sus paseos y momentánea libertad, hasta que es tiempo de volver. Ya te imaginaras lo difícil que es para ellos (pequeños seres sin brazos) subir a la cama y volver a enfundarse en los pies de los que habían escapado. Como les cuesta trabajo, a veces tardan demasiado y no alcanzan a llegar. Cuando ven movimiento, desisten y se quedan tumbados donde sea que estén, ya sea entre las sabanas o al pie de la cama.
Algunos que llegan, tienen la fortuna de atinarle a cuando el pie esta al derecho o al revés, otros se meten como pueden, y terminan con el talón al frente o a medio deslizar, haciendo que el humano los tome y acomode como es debido, sin asomo de sospecha por las actividades clandestinas en las que sus calcetines están inmersos.
Ésta también es la razón por la que a veces en la lavadora, tratan de escapar y quedan atorados o las parejas quedan separadas. Ellos le tienen miedo a ser lavados, porque piensan que cuando estén limpios y perfumados su inteligencia podría verse afectada, aunque es algo poco probable. Pero no hacen caso, porque a ver, trata de explicarle eso a un calcetín.
Ahora ya sabes por qué hay días en que amaneces sin calcetines, o con ellos al revés e incluso a medio poner. Son criaturitas simpáticas y aventureras, por eso no te desesperes si siempre que despiertas es sin calcetines, aunque paseen cada noche, puedes estar seguro de que te quieren por haberles dado vida.


lunes, 24 de agosto de 2015

Hoja en blanco, explicación pingüinesca.

Puedo apostarles que en algún momento de sus vidas no han sabido cómo empezar un escrito, ya sea por placer, de la escuela e incluso del trabajo. Muchas veces tenemos la idea de lo que va a tratar, pero al momento de querer iniciar y dar el contexto que nos va a llevar a esa gran idea (al menos para nosotros) pasa que no tenemos ni la menor idea de cómo hacerlo.
Recuerdo que mi profesor de Taller de redacción, nos decía que eso de “el mal de la hoja en blanco” no existía y que solamente eran excusas que dábamos para no forzarnos a escribir. Siempre fue algo que dudé, porque a cada rato soy víctima del mismo. Así que después de mucho pensarlo, analizarlo, estudiarlo y una buena cantidad de intentos fallidos, llegué a una conclusión que estoy dispuesta a sostener.
De acuerdo con mis estudios el mal de la hoja en blanco sí existe, pero lo que no saben es que en realidad se trata de un pequeño gusano blanco que está dentro de nuestro cerebro. Generalmente se la vive paseando por el sistema circulatorio, pero cuando escucha que es momento de escribir aquello que, para acabarla, han estado aplazando por la indecisión de no saber sobre qué escribir, decide nadar a toda prisa al cerebro para dejarlo en blanco.
¿Quieres saber cómo lo hace? Pues sencillo, resulta que el pequeño enemigo de la escritura, es muy simpático y se pone a platicar con las neuronas, haciéndolas olvidar el tema sobre el que querían escribir. Así de simple el portador se queda durante minutos, incluso horas frente a la hoja o la computadora, sin tener más idea que de su nombre.
Muchos grandes filósofos y escritores han tenido que lidiar con este conflictivo habitante. No podría enumerar la cantidad de personas que son atacadas y para nuestra desgracia no existe una cura como tal, sino que para evitar sus atropellos no nos queda más que pensar bien lo que queremos decir y tener a la mano donde anotarlo y no perderle la pista.

Ahora puedes presumir de conocer el secreto y la verdadera identidad de dicho mal, y sobre todo, sabes que la única manera de evitarlo es evitando que tus preciadas neuronas se pongan a platicar. Quisiera ver la cara de mi profesor si yo le contara esta verdad que acabas de leer, pero seguramente me silenciaria con un discurso completamente racional que aboliría cualquier argumento pingüinante que tuviera que ofrecer. Me conformo con que tú, linda personita que me lees lo sepas y dejes de quebrarte la cabeza preguntándote de dónde viene que no vengan las ideas.

miércoles, 29 de julio de 2015

Uber vs Taxis

Si bien es cierto que la libre competencia no es algo que realmente exista en México y en muchas partes del mundo, es algo que debería de existir porque además de que haría crecer a la empresa como marca, le brindaría a los consumidores la oportunidad de tener de dónde elegir y exigir que los artículos o servicios sean de calidad y que cumplan con lo que prometen.
Me gustaría decir que es culpa de los empresarios, pero en realidad la culpa es de todos nosotros por no exigirlo y conformarnos con lo que nos dan las empresas “lideres” en el mercado, como si nos estuvieran haciendo un favor, cuando en realidad les estamos pagando por dicho servicio u objeto. Actualmente hay un muy claro ejemplo: Uber vs taxistas.
Dentro de dicha problemática han pasado muchas cosas, la última fue el atentado (porque sí es un atentado) a unidades de Uber y sus conductores, por vándalos en las cercanías del Aeropuerto Internacional. Mientras los taxistas se echan la bolita alegando que fueron los vecinos, que ellos no tienen para nada la culpa, los daños siguen sin ser pagados. Este tipo de acciones y la falta de eficacia por parte de las autoridades no son de extrañarnos en un país donde “nunca pasa nada”.
Yo nunca he usado Uber, y sin embargo apoyo que existan, porque aunque los taxistas digan que son ilegales, muchos de ellos han actuado como verdaderos criminales. Los taxis van a seguir estando vigentes, pero debemos tomar en cuenta que si te ofrecen un servicio en el que los costos van a la alza, los beneficios a la baja, el cuidados de las unidades es pésimo y la actitud de varios de los conductores peor tantito, no era de extrañarse que apenas se pudiera la gente buscara otra opción.
Si los taxistas que han armado sus desastres fueran civilizados y competentes, la presencia de Uber los obligaría a mejorar el servicio que ofrecen, a mejorar las unidades y a buscar actuar con eficiencia. Pero como estamos en México, sólo ha funcionado para que haya más problemas que soluciones. Si realizáramos una encuesta a los usuarios de transportes individuales después de usar ambos sistemas, lo más seguro es que Uber ganaría por las características que tiene.
Lo único que queda es esperar que las autoridades hagan su trabajo y también que se le dé el lugar correspondiente a cada servicio. No es posible que sí se permita que circulen como si nada verdaderos taxis ilegales de los que no existe ningún registro y además estén coludidos con bandas delictivas, y que los servicios que tienen una estructura y servicio notoriamente mejores, tengan que padecer y hacer padecer a sus usuarios por que los “legales” no quieren que haya alguien mejor que ellos.

viernes, 3 de julio de 2015

Niñez de antes


Cuando platico con mis amigos y sale al tema alguna caricatura de las que veíamos en nuestra niñez, nunca falta la frase tuvimos una muy buena infancia, eso me pone a pensar en lo que le estamos ofreciendo a la infancia que está ahora. Los niños no han dejado de jugar en los parques porque algún gen maligno los ha privado de ese deseo, sino porque los adultos, sus padres, no se lo permiten, no se lo enseñan y prefieren que se entretenga de otro modo que les permita seguir ocupados en sus asuntos y no tener que dedicarles tiempo.
Muchas veces los padres piensan que dar lo mejor a sus hijos es darles el mejor teléfono celular, inscribirlos a la escuela más cara, darles la mejor lap top y que nunca les falte el internet. Pero por preocuparse tanto en ello se han olvidado de lo que realmente es importante y fundamental en la vida de un niño: el trato humano.
Un niño necesita de la atención de sus padres para tener confianza, para saber que puede contar con ellos y que estarán ahí en caso de necesitarlos. No hay que confundir dedicarles tiempo con sobreprotegerlos o estar como muéganos sobre el pobre niño, sino escucharlo cuando lo necesite y guiarlo para que comprenda lo que es importante y por lo que vale la pena luchar.
Cuando yo era niña, era común ver familias jugando en los parques, ahora lo es verlos caminando en las plazas comerciales. Yo jugaba con trompos, los famosos tazos, a las atrapadas y los encantados, ahora los niños tienen teléfonos celulares desde muy corta edad, demasiado como para siquiera saber lo que implica el poder descargar cientos de aplicaciones en un instante, juegan puros videojuegos en el celular. Cuando algo no iba bien en la escuela, los profesores ponían límites y enseñaban sólo lo del programa porque educados, ya estábamos desde casa; ahora los padres esperan que los profesores sean quienes eduquen a sus hijos.
Antes era muy difícil que un niño no hubiera cumplido con las tareas, porque los padres estaban al pendiente; ahora si un niño sale mal en la escuela los padres van y le echan la culpa al profesor, cuando ellos tienen una muy buena parte de la responsabilidad. Sin importar si se era niño, joven o adulto, respetaban a las personas mayores; ahora poco les importa y los casos en que personas de la tercera edad o con alguna discapacidad son víctimas de abuso por parte de los jóvenes e incluso niños, desgraciadamente han incrementado.
Antes se adoraba a los padres y se les respetaba por todo lo que hacían por nosotros, ahora los ven como banco y sirvienta a su entera disposición. ¿De quién es la culpa? Creo que la respuesta es muy clara. En el querer ser padres modernos al día con los avances tecnológicos se han olvidado de lo que los formó como personas. De nada sirve que le den todo en bandeja de plata a un niño que lo único que va a aprender es que lo tendrá todo en el momento en que lo pida, en lugar de buscar ganárselo por sus propios méritos.
La falta de guía por el poco interés de los padres es lo que genera niños que dañan a otros niños o que buscan pasar sobre los demás para conseguir lo que quieren. Mantenerlos enajenados en la TV, los celulares y computadoras es ahora una práctica habitual entre los padres. No digo que no se les puedan dar estas cosas, sino que debe de ser de forma consiente, explicándole al menor para qué y cuándo es apropiado usarlos, poniéndoles límites para que tengan actividades propias de un niño y se desarrollen como tales.
La infancia de muchos de nosotros es algo que recordamos con cariño y extrañamos los juegos de antes, las cosas que se han ido perdiendo por el boom tecnológico y el excesivo interés en ello. Por fortuna aún hay quienes están conscientes de esto y buscan que sus hijos tengan lo mejor de ambos mundos, dando prioridad a lo que hace de un niño un niño.

miércoles, 1 de julio de 2015

Landon, 2ª parte

Seguramente alguno se habrá preguntado: ¿por qué el nombre Landon? Bueno, pues fue una larga búsqueda. No quería ponerle cualquier nombre, no quería que tuviera un nombre como Pancho o Lucky (del que ya he escuchado varios). Primero pensé en ponerle el nombre de alguno de mis personajes favoritos, pero ninguno acababa de convencerme, así que pensé en ponerle el nombre de algo que tuviera que ver con lo que hago y quiero hacer el resto de mi vida: la fotografía.
Las opciones no eran tan originales como me habría gustado, aunque todas tenían una razón de estar en mi lista. Finalmente todo se resolvió cuando estaba viendo una película que tiene mucha historia para mi, tal vez algunos de ustedes ya la han visto, aunque no mencionaré el nombre. Quienes me conocen lo saben.
Uno de los personajes que aparece se llama Landon, y él mismo se describe como una persona que estaba perdida hasta que se encontró con la mujer de la que se enamoraría y a quien posteriormente perdería por una enfermedad. Mi salud no es lo que yo quisiera y últimamente había estado bastante mal. Pero el encontrarlo me hizo ver las cosas diferentes.
Muchas personas me han dicho que no lo encontré, sino que él me encontró y que tal vez yo lo necesitaba más de lo que él me necesitaba a mi. Por todo lo que ha pasado… creo que tienen razón. Su nombre significa: fuerte en la adversidad, creo que no pude haber encontrado un nombre que le quedara mejor.
Aunque es muy desastroso, me hace feliz, me acompaña cuando lo necesito y siempre está de humor para recibirme y estar conmigo cuando no tengo humor para estar con nadie más. O como cuando hace diabluras que deberían hacerme enojar pero en lugar de eso, al ver su carita de pena, da más risa que nada.
No es increíble lo que algunos seres nos hacen sentir, como nos dan su cariño de forma incondicional y sobre todo, la honestidad que hay en ellos, en su mirada y actos. Nunca pensé que tendría una mascota así de nuevo, más después de Blacky (aunque esa es otra historia).
Bueno, creo que comienzo a desviarme del tema, pero así fue como decidí llamarlo Landon, porque contra todo pronostico sobrevivió al abandono siendo apenas un recién nacido y llegó a ayudarme cuando tampoco estaba nada bien, cuando más sola me sentía.

Ambos nos encontramos, y agradezco allá sido así.

lunes, 29 de junio de 2015

Landon


El primero de Abril pasó algo que en definitiva no esperaba. Ibamos caminando por la calle, nos dirigíamos a la tienda y en lugar de ir por el lado izquierdo de la calle, decidimos ir por el lado derecho. Seguíamos en nuestros asuntos cuando escuchamos un ruido, parecía un bebé llorando. Como ahí hay unas unidades habitacionales pensamos que provenía de uno de los departamentos o del estacionamiento. Pensamos que su mamá pronto podría tranquilizar al pequeño, pero no hubo consuelo.
Conforme nos fuimos acercando el sonido fue más claro. Yo juraba que se trataba de un gato e iba viendo la barda para que no fuera a aterrizarme el felino en la cabeza. Nada pasó y el sonido se iba haciendo cada vez más fuerte. Cuando llegamos a un punto donde el sonido no podía ser más estresante me asomé a la jardinera tupida de arbustos y ramas. ¡Ahí estaba!
Una pequeña mancha negra que se esforzaba por arrastrarse por la tierra húmeda era lo que producía tan lastimoso sonido. Era un cachorro, completamente negro y solo. Esperamos fácil casi una hora, pero ninguna mamá preocupada apareció. La gente que pasaba y preguntaba qué era el sonido, reaccionaba con indiferencia cuando escuchaban “es un cachorrito abandonado”. En ese momento odie a esas personas.
Nadie llegaba y no podíamos dejarlo ahí. Así que metí medio cuerpo para poder alcanzarlo y sacarlo de ahí. El pequeño estaba frio, se le veían los huesos, aún tenía el cordón umbilical y no paraba de llorar. Lo envolví en mi bufanda y lo llevamos a casa. Al llegar me preocupaba lo que podría pasar con él, parecía no haber comido absolutamente nada y en la casa donde rento ya había una labrador.
Entramos y explicamos lo ocurrido, “no podía dejarlo ahí” era todo lo que podía decir, eso y que cuando dejara la leche le encontraría un buen hogar. Enrique salió en busca de formula láctea para cachorros y apenas volvió comenzamos a alimentarlo. Pensaba que nos constaría más trabajo porque había escuchado que no es fácil darles biberón a los cachorros, pero el pobre tenía tanta hambre y (creemos que) no había comido nada de su madre, que de inmediato se aferró al chupón.
Así pasaron los días y me hice cargo de él, de darle de comer cada 3 horas, ver que defecara y orinara, ver que no tuviera frio y darle cariño. Él siguió sin nombre hasta que la dueña de la casa fue y le explicamos lo ocurrido, al principio se mostró algo renuente, pero cuando lo vio y se dio cuenta de lo pequeño que era, dijo que podía quedarse, y aún más increíble, que yo podía conservarlo. Ya te imaginarás mi felicidad al saber que podría seguir cuidándolo y ver que siempre estuviera bien.
“Pequeño sin nombre”, como le decía cuando recién llegó, se ganó completamente mi corazón y a los 16 días abrió sus ojitos. Tenían una capa que les daba un tono ligeramente azulado, aun no veía pero cuando lo vi, no pude evitar sentir que me miraba y por fin conocía a quien sin importar si estaba ocupada o no, se encargaba de cuidarlo y estar con él. 
Continuara...

viernes, 26 de junio de 2015

¿Y si pudiera volver atras?


Hace poco terminé un libro llamado Si pudiera volver atrás y me gustó bastante. Porque desde el titulo te hace pensar en lo que se podría y lo que no. ¿Cuántas veces no hemos deseado regresar el tipo y evitar esa metida de pata? Seguramente más de las que nos gustaría admitir. Muchas veces hemos tenido este pensamiento y nos lleva a imaginarnos todo lo que haríamos de diferente y cómo cambiarían las cosas. No haber dicho eso, haber tomado el camión en lugar de un taxi, haber comprado una ensalada en lugar de las papas, decisiones grandes y pequeñas, algunas incluso insignificantes pero que no nos dejan en paz y nos hacen darle vueltas al asunto.
El libro es sobre un periodista que gana su puesto gracias a las investigaciones que realiza. Es algo que lo ha llevado a viajar por el mundo y conocer historias que así como desgarran a sus lectores, lo lanzan al favoritismo de su editora en jefa y el desprecio de algunos de sus compañeros. La historia que lo intriga no es nada en comparación con los ajustes y desajustes de su vida privada, razón por la que todo se desencadena. 


Seguramente quienes hayan ya leído el libro saben lo engañoso que resulta el relato, y cómo en el momento en que piensas tener la solución, te cambia de dirección y te deja con más preguntas que respuestas. A quienes no han leído el libro, se los recomiendo ampliamente, porque aunque no es un libro que requiera de demasiado cerebro, es ameno y “ligero” (dependiendo del tipo de lectura al que estén acostumbrados).
Anteriormente no había escrito sobre libros aquí, pero creo que es bueno compartirnos también, ya me dirán ustedes lo que piensan. Mientras, los dejo con esta recomendación y mis mejores deseos, para que tengan un muy buen fin de semana. ¡Disfruten!