Si bien es cierto que la libre
competencia no es algo que realmente exista en México y en muchas partes del
mundo, es algo que debería de existir porque además de que haría crecer a la
empresa como marca, le brindaría a los consumidores la oportunidad de tener de
dónde elegir y exigir que los artículos o servicios sean de calidad y que
cumplan con lo que prometen.
Me gustaría decir que es culpa de
los empresarios, pero en realidad la culpa es de todos nosotros por no exigirlo
y conformarnos con lo que nos dan las empresas “lideres” en el mercado, como si
nos estuvieran haciendo un favor, cuando en realidad les estamos pagando por
dicho servicio u objeto. Actualmente hay un muy claro ejemplo: Uber vs
taxistas.
Dentro de dicha problemática han
pasado muchas cosas, la última fue el atentado (porque sí es un atentado) a
unidades de Uber y sus conductores, por vándalos en las cercanías del
Aeropuerto Internacional. Mientras los taxistas se echan la bolita alegando que
fueron los vecinos, que ellos no tienen para nada la culpa, los daños siguen
sin ser pagados. Este tipo de acciones y la falta de eficacia por parte de las
autoridades no son de extrañarnos en un país donde “nunca pasa nada”.
Yo nunca he usado Uber, y sin
embargo apoyo que existan, porque aunque los taxistas digan que son ilegales,
muchos de ellos han actuado como verdaderos criminales. Los taxis van a seguir
estando vigentes, pero debemos tomar en cuenta que si te ofrecen un servicio en
el que los costos van a la alza, los beneficios a la baja, el cuidados de las
unidades es pésimo y la actitud de varios de los conductores peor tantito, no
era de extrañarse que apenas se pudiera la gente buscara otra opción.
Si los taxistas que han armado
sus desastres fueran civilizados y competentes, la presencia de Uber los obligaría
a mejorar el servicio que ofrecen, a mejorar las unidades y a buscar actuar con
eficiencia. Pero como estamos en México, sólo ha funcionado para que haya más
problemas que soluciones. Si realizáramos una encuesta a los usuarios de
transportes individuales después de usar ambos sistemas, lo más seguro es que Uber
ganaría por las características que tiene.
Lo único que queda es esperar que
las autoridades hagan su trabajo y también que se le dé el lugar
correspondiente a cada servicio. No es posible que sí se permita que circulen como
si nada verdaderos taxis ilegales de los que no existe ningún registro y además
estén coludidos con bandas delictivas, y que los servicios que tienen una
estructura y servicio notoriamente mejores, tengan que padecer y hacer padecer
a sus usuarios por que los “legales” no quieren que haya alguien mejor que
ellos.