sábado, 8 de septiembre de 2012

La Sorpresa...

Siempre habrá momentos, lugares, sonidos, olores, sensaciones que nos recuerden a alguien, siempre...
Todo ocurrió un día como cualquier otro, un viernes de buen humor en el que todo fluía con normalidad. Al iniciar la clase decidí cubrir mi deuda, un sándwich que le debía a ese chico, él lo agradeció y cuando la clase inició se fue al lugar que él mismo se asigno al fondo del salón. Yo tome asiento en mi lugar casi al frente y comí mi propio sándwich.
El profesor dando clase, mis compañeros apuntando, yo, con el pensamiento disperso en mil cosas y ninguna a la vez. Volviendo sólo cuando mis amigas llamaban mi atención para hacer una que otra broma, provocandome una sonrisa que después de un momento se esfumaba cuando mis ideas volvían a irse cada una por su cuenta.
De pronto el profesor dijo "hasta aquí la dejamos, los veo la próxima clase" y mi mente volvió a mi cuerpo. Comencé a guardar mis cosas y al volver la mirada él ya estaba ahí, en la puerta, esperando. Camine hacia él para despedirme y encaminarme a mi siguiente clase, pero él me dijo, "acompañame, antes de que te haga llegar tarde de nuevo" recordándome que por acompañarlo había perdido mi clase la vez pasada y habíamos terminado tomando chocolate caliente.
Lo seguí y me guió a un lugar cercano al de nuestro encuentro con el chocolate. No había nadie cerca y al parecer eso era lo que buscaba. "Tengo un regalo para ti, no soy el mejor envolviendo regalos, pero aquí está" dijo mostrándome un pequeño bulto envuelto con un trozo de tela que él siempre carga consigo. No dije nada porque de inmediato agrego "cierra los ojos, no los abras y solo concéntrate en lo que escuchas", así lo hice y solo escuchaba el lejano bullicio del cambio de clases, risas, platicas... y de repente, un dulce sonido, similar al repiqueteo de campanas, pero no estaban lejos, estaban justo a mi lado.
Concentre mi atención en ese sonido tranquilo y ameno, reconocí la canción casi de inmediato, "Over the rainbow" fue todo lo que pude decir cuando la tonada ceso.
Abrí los ojos y él seguía frente a mi, con una pequeña caja musical en las manos. "Ésta canción me recuerda a ti y lo que me has enseñado, me recuerda la niñez" dijo mientras metía la pequeña cajita en su empaque para entregármela. Yo extendí las manos y la tome con cuidado. No tenia palabras, lo único que pude decir fue "gracias", a lo que respondió "no tienes nada que agradecer, en ese caso soy yo quien debe darte las gracias a ti".
No lo pensé y lo abrace sin pensar en si le molestaría o lo tomaría a mal, acababa de hacerme muy feliz, no por el objeto, sino por lo que el objeto implicaba. Él se veía tan feliz como si la sorpresa hubiera sido para él. "Es hora de tu clase" dijo mientras yo lo liberaba de mis brazos y lo miraba a los ojos: "Si", y comenzamos a caminar desandando el recorrido que habíamos hecho. Al llegar a mi salón nos despedimos tal y como siempre lo hacíamos: "Hasta la próxima clase", "Hasta luego", beso mi mejilla y se fue.
La siguiente clase fue difusa, como si pasara sin que me tocara. Seguía observando la cajita musical como si aún estuviera en el jardín escuchándola. Al terminar las clases y partir camino a casa me asusto la forma en que ese pequeño regalo me sacaba una sonrisa cada que la observaba o tocaba su tierna tonada.
Una sonrisa que me llena, que no olvidare.

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