sábado, 14 de septiembre de 2013

Héroe nacional

Muchas veces la gente cree que para que una persona sea un personaje digno de mención, debe ser un héroe de guerra, un político o alguien que haya captado la atención de las cámaras o los titulares de un periódico. Para mí no. Un ser humano que provoque admiración, siempre será digno de mención y de ser inmortalizado. Un hombre, padre de 10 hijos que lo visitan cada navidad, sin importar en qué estado de la república se encuentren. Un hombre, digno de mención.
Piel como barro ligeramente cuarteado, no de ese cafesusco, sino ese casi rojo. Ojos pequeños y de color intenso como dos granos de café recién cocidos. Labios delgados y orejas ni muy grandes ni muy pequeñas. Su cabello gris oscuro apenas muestra una que otra beta blanca. A pesar de sus setenta y pocos años, mantiene su cuerpo con fuerza, sobre todo en los brazos. El ejercicio diario le ha ayudado a no perder la fuerza que tuvo desde sus dulces treinta y tantos.
Un hombre de pocas palabras, que prefiere pasar los días en paz, con paseos por la plaza de Ciudad Fernández terminando siempre en la banca del lado izquierdo de la iglesia, con otros hombres de avanzada edad que tienen en común las arrugas de la cara, aunque más marcadas que las de nuestro sujeto. Sus zapatos izquierdos siempre boleados, esperando que los use, aunque siempre utiliza el mismo, su favorito desde hace mucho tiempo.
En su juventud trabajo como transportador de carga y recorrió muchos kilómetros, siempre con su familia en el pensamiento. Responde al nombre de Santana. Hace más de 21 años, él, perdió la pierna derecha debido a que en la planta del pie le apareció un orificio, que poco a poco fue carcomiendo su carne y no hubo más remedio que amputarla. Al principio fue difícil, pero no podía dejarse caer, no en el momento en que estaba por entrar su familia. Alejandrina, su esposa, falleció por un derrame cerebral y su familia lo necesitaba fuerte.
Poco a poco sus ocho hijas y dos hijos fueron haciendo su vida. Tres a Estados Unidos, otro en Ciudad Juárez, una al Distrito Federal, otra a Veracruz y el resto se quedo en San Luis Potosí. Todos hombres y mujeres de bien, fueron bien educados. Siempre le dio lo necesario a su familia. Se dio el tiempo de hablar con ellos, de escucharlos. Se abrió camino con la falta de su pierna y no permitió que eso fuera motivo de lástima.
En el solar (un patio aún más grande que la casa en sí) hay árboles que él mismo sembró. Un higo, un naranjo, limón, mandarinas, un aguacate, un árbol de toronjas y frente a la cocina perejil, cilantro, hierba buena y un poco de romero. Todo cuidado y cosechado por sus manos. Un hombre que no sabe estar sin hacer algo. Madruga y revisa sus plantas, alimenta al enano perro blanco con manchas cafés que puede alcanzar la altura de una persona parada de un solo salto, cuando da lata lo calma de un pequeño muletazo.
Su voz es gruesa, algo rasposa por tanto fumar, aunque es armónica y profunda. Dispuesto a escuchar cuando hay algún problema o cuando simplemente se quiere tener una charla superficial, sólo para escuchar su voz  dejarse ir en el vaivén de los graves que sus palabras generan. Un hombre de pocas palabras, pero cargadas siempre de esa autoridad que dejan los pesares y la pérdida. Un ser que ha pasado tanto sin quejarse, viendo siempre por aquellos a quienes quiere, hijos, nietos y ahora bisnietos.
Un hombre conocido y apreciado por su comunidad por los aportes que ha proporcionado, ya que nunca toma como excusa la falta de su pierna para no hacer algo. Al contrario, demuestra lo que es la fuerza de voluntad y que la falta de algún miembro nunca debe ser motivo de auto menosprecio ni para detenernos, sino que es una prueba que saca el cobre de cada ser.
Este hombre es todo un personaje. En las fotografías siempre sale haciendo caras, siempre está ahí para escuchar, nunca niega un favor, no se auto compadece ni pide para sí lo que él mismo puede hacer. Un hombre con pinta de duro, pero alma de niño y consejos de sabio, un hombre al que siempre admirare y del que siempre encuentro algo nuevo que aprender. Éste hombre... es mi abuelo.

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